«3 am» | Fiesky

En una zona pudiente, tranquila, hasta el punto de ser totalmente silenciosa, ocurrió un incidente. Un domingo, a las 3 de la madrugada, dos jóvenes logran entrar a la casa de la señora Margaret. Una señora mayor, que en esos momentos, solo estaba con su nieto de 6 años, Luis. Los jóvenes entran de forma ilícita, sin hacer ruido, revisan la casa y logran agarrar las cosas de valor que pueden. La señora Margaret, todas las noches se levanta a orinar, debido a su glucemia alta. Hoy fue justo a las 3 y 15 de la madrugada, al entrar al baño y encender la luz, escucha un ruido fuerte en la sala. Eran los jóvenes, que al ver la luz del baño, se asustan y cometen el error de dejar caer un objeto. La señora Margaret grita y se detiene espantada, Los jóvenes corren hacia ella y la amordazan con fuerza, pero entre el forcejeo y los nervios de uno de los jóvenes, Carlos, el mas agresivo de los dos, saca un cuchillo y de los nervios y los efectos secundarios de la cocaína, corta su cuello equivocadamente. Ambos, muy asustados, la dejan caer. Ella los mira con susto y odio. Tiene la respiración muy acelerada y no deja de botar sangre por su herida. Pasan los minutos y los jóvenes ladrones no saben que hacer, hasta que la señora cierra los ojos y cae completamente al piso. Primero caen sus brazos, que era lo que la sostenía contra la pared, a medio sentar, luego cae su cabeza, cierra sus ojos y deja ir un suspiro horrible. Ambos jóvenes aun están en la casa, muy acelerado y están muy asustados y con los objetos de valor tirados en le piso.
-¡Vámonos, Vámonos!- Grita Carlos, el autor material del asesinato. Ambos voltean y empiezan a recoger los objetos, muy nerviosos y escuchan el grito de un niño. Era Luis, el nieto de Margaret, estaba aterrado, y empieza a gritar auxilio. Carlos lo toma por el brazo y le tapa la boca.
-¿Y ahora que hacemos con este carajito, chamo?- le pregunta Carlos a Marco.
-No vale chamo, que vamos hacer. Déjalo por ahí amarrado- le dice Marco mirando hacia la ventana, como si fuera escuchado algo.
-No Marco, este carajito nos delatará. Vamos a matarlo, es una solución elemental-
–Tas loco chamo, ¿otra muerte? . . . ¡yo no puedo, yo no puedo!- le grita Marco, que es menos violento. Carlos, toma el niño por la cabeza y sin pensalor pasa el mismo cuchillo, que aun tenía sangre de la abuela, por el cuello del niño. Al mismo tiempo que lo hace, no deja de mirar a Marco sonriendo, y un poco eufórico. Marco suelta los objetos y empieza a buscar la puerta. Sin pensarlo mucho, deja a su compañero, en la casa y se escabulle entre la noche.